“La vía tiene algo de mágico, mezcla de desafío y curiosidad, que una vez que te atrapa ya nunca te abandona”

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Un viaje hacia el Oeste...

Puente sobre el Río Salado - Ramal Gorostiaga - Anderson
Todo viaje es un ritual para el cual uno cree estar preparado. Se lo piensa, se lo espera con ansiedad, se lo disfruta aun antes de partir y se lo vuelve a pensar.
Para nosotros cada viaje es una búsqueda, una necesidad de encontrarse con aquello que uno espera y con lo que sabe que será inesperado, pero que igual se va a disfrutar. Es necesaria una tarea de planificación y logística que nos lleven hasta las distintas informaciones que nos permitirán optimizar cada kilómetro recorrido. Se piensan horarios, se calcula la posición del sol respecto de las estaciones para que las fotos tengan la mejor luz posible, se sueñan lugares y personajes desconocidos, charlas amables con gente sencilla, se imaginan caminos y horizontes nuevos… 
Tejedor, vista desde el lado calle
Es por eso que en el mes de Agosto de 2011 decidimos emprender un nuevo rumbo y comenzar a caminar las vías de otro de los grandes ferrocarriles de nuestro país: El Ferrocarril del Oeste (desde aquí FCO), que con la nacionalización (1948) pasó a denominarse Ferrocarril Domingo F. Sarmiento (FCDFS).  Y como casi siempre nos pasa, todo lo pensado fue poco si lo comparamos con lo que se siente estando allí. 
Recorrer y sacar fotos de viejas estaciones ferroviarias es mucho más que un pasatiempo. Es jugar con los imprevistos del camino y su impronta de cercanía con lo que uno desea conocer, es aprender a escuchar esas historias que la gente siempre nos quiere contar, es compartir un mate, el deseo de que vuelva el tren aunque sepamos que a veces eso no será nunca más posible…  Para nosotros viajar es recordar los sonidos y los olores que complementan la imagen de un lugar, es disfrutar del misterio que la vía siempre tiene para ofrecernos… tal como la del Ferrocarril Oeste.

Si bien nos sabemos admiradores de la obra del gran Ferrocarril del Sud (FCS), sabíamos que el Oeste era una deuda pendiente y que ese era el momento de comenzar a saldarla.

Quisimos comenzar a tutearnos con este gigante que allá por 1857 sentó sus bases en la ciudad de Buenos Aires, con el glamour y la estampa que tienen el puerto y la gran urbe. 

Estación Drabble

Pero paradójicamente, a pesar de ese pasado ciudadano, el oeste nos sedujo con esa idea de aventura hacia otras tierras más lejanas,  donde el verde se adueña de los campos regados por el agua que baja mansa hacia su destino final en el mar Y más allá, en los confines bonaerenses, el oeste es ese horizonte infinito que gasta la mirada del viajero cuando se da cuenta que está a las puertas de ese desierto intimidante donde la soledad arenosa se hace propietaria del paisaje bravo e indómito.  Y finalmente el oeste se nos presenta como ese sueño desde el que  se divisan las cimas con sus nieves eternas y  lejanas, tan lejanas que fueron inalcanzables. 

El Hombre propone y el camino dispone… 

Este fue un viaje que fue sufriendo muchos cambios, antes y durante su realización.
La idea original directamente no se pudo realizar ya que en el pueblo de Roberts, elegido para hacer noche al final del primer día, justo ese fin de semana largo de agosto se desarrollaba una fiesta a la que acude mucha gente, por lo que su único hotel estaba colmado.
Estación Pradere (Ramal a Ingeniero Luiggi)
Golpe de volante mediante, cambiamos la planificación decidiendo recorrer durante el primer día el tramo Lincoln – Villegas del ramal S7 del FCO, para luego seguir hacia el oeste llegando a la Provincia de La Pampa. El segundo día se programó recorrer parte del ramal S17 del FCO hasta la estación Sarah por la mañana y por la tarde hacer el tramo del ramal S9 entre Intendente Alvear y Pradere, para luego hacer noche en Rivadavia (Estación América)…  


Estación Villa Sauze
Hay un dicho popular que dice: “El Hombre propone y Dios dispone…”, que aplicado a nuestro viaje sería, “El hombre propone y el camino dispone”… ¿Por qué? Muy sencillo, al salir de Intendente Alvear, el domingo 21 de agosto (Día del Niño), tomamos el camino rural que une dicha ciudad con el pueblo de Villa Sauze, hasta allí todo normal, fotografiamos la estación y al querer continuar viaje con destino a Sansinena, el camino luego del paso a nivel se transformó en una huella casi intransitable, mostrando claras señales de haber estado sometido a las inclemencias de las inundaciones durante un largo tiempo. A nuestro regreso a Buenos Aires,  consulta al Google Earth mediante, pudimos corroborar dos cosas: Primero que efectivamente hubo agua en la zona de Villa Sauze y segundo que había un desvío realizado al camino (difícil de hallar por cierto y que de hecho no pudimos encontrar) que evitaba la zona en cuestión y nos depositaba en Sansinena. 

Estación Trebolares: tanque de agua y galpones
La situación era la siguiente: hermosa tarde de sol, varias horas de luz por delante y sin posibilidades de seguir con la planificación con la que salimos de casa. La decisión fue volver  sobre nuestro recorrido hasta Intendente Alvear y bajar por la ruta Nro. 1 hasta Trebolares y recorrer el ramal S10 desde allí hasta Tejedor, donde llegamos para pasar la gélida noche de domingo. 

El lunes tempranito emprendimos la vuelta viendo algunas cosas del FC. Midland y también del Compañía General de Buenos Aires, con la satisfacción de haber resuelto un viaje que tuvo sus tribulaciones y que nos permitió empezar a conocer el “Oeste”, un viejo conocido.

Estación Gowland
Viejo cartel en Moores
Tanque de agua en Estación Balsa
Estación Bernardo Larroude   -    Pcia. de La Pampa
Cartel Estación Cerrito
Panorámica de la Estación Eduardo Costa
Lado calle en Intendente Alvear
Estación Juan José Paso
Pequeño galpón de encomiendas en Santa Inés
Aljibe y galpón en Tejedor
Vista exterior de Suipacha
Andén de la Estación Trebolares
Vieja señal en Carlos Tejedor
Vista lado calle en Ameghino

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