Don Francisco J. Meeks |
“Como el nombre con que es
designada una estación lo adquiere virtualmente el lugar por ella servido, debe
ser elegido con el convencimiento de que es justo que sea recordada la persona
o suceso epónimo…”
Manuel Castello,
Director General de
Ferrocarriles,
21 de junio de 1928
En marzo de 1928 Francisco Meeks, vecino de Lomas de Zamora, se dirigió al Ministro de Obras Públicas de
Henry Charles Allen Presidente del Directorio - FCS |
Meeks manifestó que estaba “ligado al progreso de la
provincia de Buenos Aires y también a la fundación y explotación de numerosos
establecimientos ganaderos, servidos por las líneas de la misma Empresa”[1]. La provincia se había beneficiado con las obras de
fomento de este “hijo y pionero de esta tierra”, tal como él mismo se definía,
y con su intervención en la venta del Ferrocarril del Oeste, en 1890,
“haciéndolo subir de precio en 6.000.000 de pesos oro”[2].
Dr. Roberto Ortiz Ministro de Obras Públicas de la Nación |
En
el plano estrictamente ferroviario, Meeks destacó que él había sido el único
concesionario que le había ofrecido al FCS una concesión gratuita, que la
compañía no aceptó, para finalmente comprársela en £ 20.000.- esterlinas, y
recordó que al escriturarse el convenio de transferencia de esa concesión, se
estableció que se le daría su nombre a una estación.
Trayectoria de Francisco Meeks
Al cabo de unos pocos años, sin embargo, Meeks
desapareció del escenario público. Con el correr del tiempo, además, fue
perdiendo sus posesiones, y entrada la década de 1920 ya atravesaba una
situación de penuria. A pesar de ello, nunca perdió su vanidad. Estaba
convencido que la provincia de Buenos Aires y el FCS le debían una inmensa
gratitud, y una estación con su nombre era un justo reconocimiento a su
trayectoria. Imbuido de esa convicción, presentó su solicitud al Ministro de
Obras Públicas.
Los Méritos de
Francisco Meeks
Dr. Manuel F. Castello Director General de FFCC |
La Dirección General de Ferrocarriles (de aquí en
adelante, DGF) era la autoridad
competente para asignar los nombres de las estaciones. Antes de decidir sobre
la procedencia de la solicitud de Meeks, su titular, Manuel Castello, consultó
la opinión del FCS y la del ingeniero Ernesto Boatti, Ministro de Obras
Públicas de la provincia de Buenos Aires.
Fernando Guerrico, en representación del FCS, señaló
que en diversas ocasiones Meeks aparecía “vinculado a obras de progreso que se
han proyectado en un caso y realizado en otros, en diferentes puntos de la zona
servida por el Ferrocarril”[5]. Desde ese punto de vista, afirmó Guerrico, el nombre
de Meeks gozaba de simpatías en el
FCS. La empresa, sin embargo, no dio mayores detalles sobre la actuación de
Meeks ni tampoco se pronunció sobre la solicitud misma, ya que, como le recordó
Guerrico a la DGF ,
a los ferrocarriles no les estaba “permitido proponer ni indicar nombres para
estaciones”.
Fernando Guerrico |
El Ministerio a cargo del ingeniero Boatti, en cambio,
remitió a la DGF
un informe sobre las iniciativas de Meeks “en pro del progreso de la Provincia”
que incluyó, entre otros aspectos, una reseña de su paso por la actividad
ferroviaria. A este respecto, el MOP señaló que Meeks gestionó y obtuvo en 1888
una concesión del gobierno de la provincia “para la construcción y explotación
de una ‘vía férrea’ que partiendo de la Estación La Gama del Ferro - Carril del
Sud (hoy Lamadrid) llegue a Guaminí y de este punto a Carhué y Puán, terminando
en la Estación Alfalfa (hoy Saavedra) del F.C. del Sud”. El decreto del PE
provincial que aprobó la concesión (julio de 1888), lo autorizó además a formar
dos centros agrícolas en terrenos de su propiedad en el partido de Guaminí, en
una extensión de 10.800 hectáreas. Meeks no ejecutó la concesión, sino que la
transfirió al FCS, tan sólo 24 horas después de su aprobación legislativa. El
informe puntualizó que en el contrato definitivo de concesión se estableció que
el FCS “establecería en el centro de cada Centro Agrícola las estaciones
correspondientes que deberán llevar el nombre de cada centro agrícola
respectivamente”[6], lo que contradecía la afirmación de Meeks de que ese
convenio estipulaba la designación de una estación con su nombre. Unos años más
tarde, en julio de 1893, una resolución dejó sin efecto la concesión de la
línea de La Gama a Guamaní.
Ing. Ernesto C. Boatti Ministro de Obras Públicas Pcia. de Buenos Aires |
Por otra parte, el MOP provincial manifestó que no
tenía constancias de que Meeks hubiese participado en la venta del Ferrocarril
Oeste provincial.
En cuanto a la venta del Ferro Carril Oeste, no
existen en esta Oficina, antecedentes que permitan destacar la actuación del
recurrente en esas actuaciones. [7]
En lo que respecta a su actividad colonizadora, se
indicó que constaba en un expediente del año 1888 que el PE había aprobado los
Centros Agrícolas Huanguelen y Cochicó fundados por Meeks.
Por último, el informe se refirió a la donación que
Meeks hizo en 1887 a la Municipalidad de Lomas de Zamora de la avenida que
lleva su nombre, destacando que su pavimento fue pagado casi en su totalidad
por él mismo. Se adjuntaba una copia del acta de aceptación de la donación por
parte del Consejo Municipal.
El MOP de la Provincia consideró que los datos
aportados “podrían servir como elementos de juicio para que la autoridad
correspondiente adopte la resolución que estime pertinente”, pero no dio su
opinión sobre los mismos ni indicó si la petición debía ser acogida, como había
solicitado la DGF.
En rigor de verdad, el informe no era tan favorable a
la petición de Meeks, ya que contradecía algunas de las afirmaciones incluidas
en su presentación a Ortiz. Ello hacía suponer que su trayectoria había sido
menos exitosa de lo que él se había jactado. La DGF, sin embargo, consideró que
la solicitud de Meeks era procedente. Castello le comunicó a Ortiz que los
antecedentes suministrados por el MOP de la provincia de Buenos Aires
destacaban “la eficiencia de acción pública desarrollada por el Señor Meeks,
haciéndole acreedor a una consagración como la solicitada”[8].
El deseo de Meeks demoraría más de un año en hacerse
realidad. Antes de adentrarnos en las vicisitudes que sufrió la asignación de
su nombre a una estación del FCS, creemos interesante, y aún necesario, brindar
más detalles sobre la actuación pública de Meeks.
La Avenida Meeks
En la provincia de Buenos Aires, el gobierno de Máximo
Paz promovió esta política, privilegiando el otorgamiento de concesiones a
particulares por sobre las empresas ya establecidas, con la idea de introducir
la competencia en zonas ya servidas por aquellas, en especial el FCS, el que se
vio obligado a adquirir, total o parcialmente, concesiones que amenazaban su
red.
En ese contexto de “fiebre ferroviaria”, Francisco Meeks se presentó al
PE de la provincia de Buenos Aires en marzo de 1888 pidiendo autorización para
construir una vía férrea de Pigüé a Guaminí y de allí a La Gama, comprometiéndose a formar
dos centros agrícolas en los campos de su propiedad que cruzara el ferrocarril
si el gobierno aprobaba la concesión. Cuatro meses más tarde, con los informes
favorables de la oficina de Agricultura y el Departamento de Ingenieros, el PE
aprobó la solicitud de Meeks (decreto del 6 de julio de 1888). La concesión que
se le otorgó incluía la formación de dos centros agrícolas en campos de su
propiedad en el partido de Guaminí, la constitución de un centro agrícola en
tierras fiscales linderas a sus campos, y que Meeks ocupaba, y la construcción
de la línea ferroviaria ya descripta.
La
Legislatura de la provincia
aprobó las bases del contrato de concesión el 4 de septiembre de 1889 (Ley Nº
2164). Meeks le transfirió inmediatamente la concesión al FCS, quien la
adquirió para evitar la competencia de otro ferrocarril en el SO de la
provincia. El 6 de septiembre el Poder Ejecutivo provincial aprobó la cesión
del contrato de concesión a favor del FCS. La empresa depositó la garantía de
m$n 30.000, con lo que también se dispuso el levantamiento de la inhibición que
pesaba sobre la propiedad de Francisco Meeks. El gobierno provincial suscribió el
contrato definitivo con la compañía ferroviaria, sin que se dispusiera la
asignación del nombre de Francisco Meeks a una estación en las líneas a
construirse.
Francisco Meeks participó activamente de la vida
comunal de Lomas de Zamora. Fue tesorero (1885) y presidente de la municipalidad
(1886). Ese año cedió una franja de terreno de su quinta junto a las vías del
ferrocarril con la idea de abrir una calle que facilitara la conexión entre
Lomas y Temperley. Como la municipalidad se demoró en iniciar los trabajos,
Meeks propuso hacerse cargo del adoquinado de 8 de las 10 cuadras que tendría
la calle; las restantes 2 cuadras correrían por cuenta de los vecinos y de la propia
municipalidad. Meeks, además, ofreció donar gratuitamente al municipio la
avenida que se proponía abrir, lo que fue aceptado por el Consejo Deliberante
en agosto de 1887. Se le otorgó a Meeks el derecho de preferencia, en igualdad
de condiciones, para el caso de proyectarse “una vía de Tranway”, pero la
disposición más importante para él fue que el municipio decidió denominar a la
futura arteria “Avenida Meeks”. Fue la primera calle empedrada de Lomas de
Zamora y hasta el día de hoy conserva su nombre original.
Avenida Meeks (Lomas de Zamora) (foto - http://lomasnuevoolomasviejo-besuzzo.blogspot.com.ar) |
La concesión Meeks: vías férreas y
centros agrícolas
Los años 1887/89 se caracterizaron por el otorgamiento
indiscriminado de concesiones ferroviarias, tanto a nivel nacional como
provincial. Muchos de los concesionarios fueron meros especuladores, que con
buenos contactos políticos, obtenían el derecho a construir un ferrocarril con
el sólo propósito de vendérselo a un grupo capitalista. Los proyectos se
aprobaban en general sin ningún estudio de factibilidad previo, lo que dio
origen a muchas concesiones que presentaban trazados superpuestos.
Máximo Paz Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires 1887-1890 |
Desde el comienzo, Meeks tuvo problemas para llevar
adelante la concesión. Cuando el gobierno provincial le ordenó depositar los
m$n 30.000 (pesos moneda nacional) exigidos como garantía por la Ley de Ferrocarriles, Meeks
propuso que en sustitución de esa suma de dinero se aceptara un inmueble de su
propiedad ubicado en Lomas de Zamora, valuado en m$n 135.000. El gobierno
aceptó la propuesta, tomándose nota en la oficina de hipotecas de la inhibición
ordenada (diciembre de 1888).
En esta situación, Meeks practicó algunos estudios
para la línea solicitada, pero al encontrar serias dificultades por la
naturaleza del terreno, pidió realizar un desvío de algunos kilómetros, que
partiendo de Guaminí pasara por Carhué y Puán, terminando en Alfalfa. El
gobierno aceptó esta modificación por decreto del 9 de mayo de 1889, dejando
sin efecto la línea de Guaminí a Pigüé.
Unos días más tarde, el 29 de mayo, el gobernador de
la provincia, Máximo Paz, celebró con Francisco Meeks el contrato por el cual
se concedía a éste la construcción y explotación por su cuenta de una vía
férrea desde la estación La Gama
del FCS hasta Guaminí y de este punto a Carhué y Puán, terminando en la
estación Alfalfa, del FCS. El contrato establecía que los estudios definitivos
de la línea debían ser presentados por secciones a la aprobación del Poder
Ejecutivo dentro del término de 6 meses de la concesión. Los trabajos debían
iniciarse a los 6 meses de obtenida la concesión y terminarse a los 3 años
contados desde esa fecha, pudiendo adelantarse la explotación de la línea por
secciones. La vía sería de trocha ancha, a construirse con materiales de
primera calidad, al igual que el tren rodante a emplearse, y el tipo de rieles,
obras de arte, pendientes, etc, serían iguales a las del FCS. La empresa
tendría su domicilio en la ciudad de La Plata y se regiría por la ley y los reglamentos
de los ferrocarriles provinciales. Finalmente, se establecía que sus tarifas no
podrían superar a las que aplicaba el FCS en sus líneas.
Transferida su concesión al FCS, Meeks no volvió a
intervenir en la actividad ferroviaria. El FCS, por su parte, construyó la
sección Guaminí-Carhué-Puán-Alfalfa, que fue librada al servicio público en
abril de 1899. El tramo Guaminí-La Gama, en cambio, no se construyó y fue
dejado sin efecto por resolución del PE provincial de julio de 1893, a pedido del propio
ferrocarril.
Mapa de la Prov. de Buenos Aires de 1891 , con la extensión del FCS sobre la base de la concesión de Meeks (La Gama - Guaminí - Carhué - Puan - Alfalfa) |
Colonias y penurias
El Perdido
Estación José A. Guisasola (El Perdido) |
Aprobada la solicitud de Meeks, la DGF se abocó a
encontrar una estación del FCS a la que se le pudiera sustituir el nombre por
el de ‘Francisco J. Meeks’. Se consideraron los casos de las estaciones El
Perdido, La Noria y Arroyo Corto, y la Inspección General de Explotación
Comercial encomendó al Inspector E. R. Rojas a investigar, in situ, los antecedentes relativos a la asignación de los nombres
de esas estaciones.
Rojas se entrevistó con antiguos vecinos y pobladores
de la zona donde se asentaban las tres estaciones. El 1º de septiembre de 1928
elevó su informe. El Perdido le pareció la más indicada para ser renombrada, ya
que como señalaba en una nota final, sus habitantes no se opondrían a un cambio
de nombre.
Debo agregar a este informe que de las conversaciones
tenidas en “El Perdido” con comerciantes y antiguos vecinos resulta que no
tendrían objeción que hacer si se le cambiara el nombre a la estación. [9]
Vista lado calle de José A. Guisasola |
Alrededor de la estación se había formado un pueblo
“de relativa importancia sobre todo por su agricultura”, como informó Rojas,
“con importantes casas de comercio”. El funcionario estimó su población urbana
en unos 2500 habitantes.
Estación Guisasola - Vista general |
Los vecinos de El Perdido se manifestaron en contra de
la resolución y a los pocos días solicitaron al nuevo Ministro de Obras
Públicas, José B. Avalos, la deje sin efecto, con el argumento de que Meeks no
era conocido en el pueblo ni había desarrollado su acción pública en la zona.
En la localidad, Señor Ministro, no es conocido, ni
aún por los vecinos más antiguos, el nombre de Don Francisco J. Meeks, con el
que se ha resuelto designar la Estación El Perdido (nombre que responde a la
existencia del arroyo así denominado), a raíz de lo solicitado por el mismo
Señor Meeks […] quien en la actuación pública que pueda haber desarrollado, la
que estamos lejos de desconocer por cierto, no ha sido un benefactor de esta
zona ni de las a ella adyacentes […].[10]
Estación Guisasola - cartel y tanque |
Si había que señalar un benefactor de El Perdido,
indicaron los vecinos, ese era el señor José A. Guisasola. En 1906, como
propietario de los campos adyacentes, Guisasola había accedido “con toda
espontaneidad, desprendimiento y altruismo” a la solicitud de vecinos y
pobladores de la zona para que se fundara el pueblo. A su gestión posterior y a
sus múltiples donaciones se debían “la existencia de todos los edificios
destinados a los servicios públicos y de educación común del pueblo”. En la
actualidad, Guisasola seguía siendo “el más grande benefactor” de los intereses
generales de la población de El Perdido, “con prescindencia absoluta de
beneficios utilitarios e intereses personales de cualquier género". Por ello, los vecinos consideraban que si se debía
cambiar el nombre de la estación del pueblo por algún otro, sería “de extricta
[sic] justicia” denominarla ‘José A. Guisasola’, lo que solicitaban al Dr.
Abalos. El nombre propuesto respondía “a una estrecha vinculación con la breve
historia del desarrollo de este pueblo y al reconocimiento que sus habitantes
largamente radicados en él, debemos a su verdadero fundador y a su mayor
benefactor […]”.
Otras estaciones que pudieron llevar el nombre de Francisco Meeks:
Arroyo Corto:
La Noria:
Estación Roberto J. Payró |
Ante el pedido de los vecinos de El Perdido, la DGF
inició las actuaciones correspondientes para encontrar otra estación a la que
se le pudiera dar el nombre de Francisco J. Meeks. Se buscaron nombres de
estaciones cuya sustitución no generase controversias. La Inspección General de
Explotación Comercial decidió que el mejor criterio era considerar los casos de
estaciones que llevaran por nombre los numerales correspondientes a sus
distancias kilométricas (desde Plaza Constitución). Se estudiaron entonces las
siguientes alternativas: Kilómetro 5 (patio de maniobras), Kilómetro 99 (entre
Bavio y Vieytes), Kilómetro 103 (entre Oliden y Vergara), Kilómetro 132 (entre
Alvarez Jonte y Verónica), Kilómetro 198 (entre Saladillo y Esther) y
Kilómetros 823, 1079, 1113, 1120, 1156 y 1164, de la línea de Bahía Blanca a
Neuquén, aunque para estos últimos ya se habían propuesto otros nombres. Lo
mismo sucedía con el Kilómetro 132.[12]
Vista General del Roberto Payró |
También se indicó que “podría reservarse el nombre de
la referencia para alguna de las estaciones del ramal de Chillar a J. E. Barra
y Dorrego, aún no denominadas”[13], aún
cuando ya estaban en trámite pedidos de nombres para varias de ellas por parte
de vecinos de sus zonas de influencia.
El 6 de diciembre de 1928 una resolución del Ministro
de Obras Públicas dispuso la sustitución del nombre de la estación ‘Francisco
J. Meeks’ por el de ‘José A. Guisasola´, designándose con el primero a la
estación del Kilómetro 99, entre Bavio y Vieytes. El Dr. Avalos consideró que
al solicitarse la designación de ‘Francisco J. Meeks’, “no se determinó estación
alguna, refiriéndose a cualquiera de las del Ferrocarril del Sud”, por lo que
no había objeción alguna que oponer al pedido de los vecinos de El Perdido, “ya
que ese nombre [el de Meeks] puede
darse a otra estación del mismo Ferrocarril y dentro de la misma provincia”.
Huanguelén
Estación Huanguelén |
El cambio de nombre respondía, además, al deseo de los vecinos de honrar la labor progresista que había desarrollado Meeks en favor de Huanguelén.
Por otra parte con ello veremos satisfecho el
reconocimiento que nos merece dicho nombre en recuerdo de la acción
engrandecedora que dicho ciudadano aportó a esta localidad hacen [sic] cuarenta años en la que fue
propietario de treinta y dos leguas “Huanguelén y Cochicó” que luego colonizó
habriendo [sic] esa corriente de
progreso en épocas en que todavía tales empresas eran utopías.[14]
La DGF comisionó al Inspector de Distrito, Melimán
Reyes, a investigar la procedencia del pedido. Los vecinos entrevistados,
“considerados de los más antiguos de la localidad”, le manifestaron a Reyes que
“nadie deseaba se cambiase el nombre de la actual estación ‘Huanguelén’ del
F.C.S.”. Estos señalaron que no conocían a Meeks, de quien manifestaron además
que “ese pueblo no ha recibido ningún impulso o donación para su progreso”.
Tampoco le conocían propiedad alguna en el mismo.
En cuanto a aquellos vecinos que habían firmado la
petición para que fuese cambiado el nombre de la estación, expresaron que lo
habían hecho sólo “por una atención personal” a Meeks, pero que en realidad no
querían que se lleve a cabo esa modificación. Los firmantes le entregaron una
declaración a Melimán Reyes en la que admitieron que Meeks había solicitado
personalmente esas firmas, “no siendo ni un deseo ni tampoco una necesidad el
cambio de denominación a la estación ‘Huanguelén’ del F.C.S. creando esto más
bien una situación incómoda para el comercio local”.[15]
CONTINUARÁ !!!
Referencias
[1] Carta de
Francisco Meeks a Roberto Ortiz. Buenos Aires, 14 de marzo de 1928. Archivo del
Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional Ferroviario.
[2] Carta de
Francisco Meeks a Roberto Ortiz…
[3] Carta de
Francisco Meeks a Roberto Ortiz…
[4] Carta de
Francisco Meeks a Roberto Ortiz…
[5] Carta de
Fernando Guerrico a Manuel Castello. Buenos Aires, 17 de abril de 1928. Archivo
del Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional Ferroviario.
[6] Carta del
Ingeniero Ernesto C. Boatti a Manuel Castello. La Plata , 11 de julio de 1928. Archivo
del Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional Ferroviario.
[7] Carta
del Ingeniero Ernesto C. Boatti a Manuel Castello. La Plata , 11 de julio de 1928…
[8] Carta de Manuel Castello a Roberto Ortiz. Buenos Aires, 20 de septiembre
de 1928. Archivo del Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional Ferroviario.
[9] Informe
del Inspector E. R. Rojas al Jefe de la Sección Control de Servicios. 1º de
septiembre de 1928. Archivo del Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional
Ferroviario.
[10] Archivo
del Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional Ferroviario.
[11] La actual
Roberto Payró.
[12] Se había
solicitado la denominación de ‘Beethoven’ para el Kilómetro 132.
[13]
Inspección General de Explotación Comercial, 28 de noviembre de 1928. Archivo
del Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional Ferroviario.
[14]
Expediente: Vecinos de Huanguelén
(F.C.S.) s/cambio de nombre de dicha estación por el de Francisco J. Meeks. Archivo
del Ministerio de Obras Públicas. Museo Nacional Ferroviario.
[15] Nota de los vecinos de Huanguelén al Inspector Melimán Reyes. Huanguelén, 15 de marzo de 1929. Archivo del MOP. Museo Nacional Ferroviario".
"Historia del Ferrocarril Sud 1861-1936", de William Rögind, Buenos Aires 1937.-